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lunes, marzo 31, 2008

El encanto de lo efímero

Como hace casi un año, participé el sábado pasado en la visita a las instalaciones de la expo, a la que invitaron a lo más selecto de la bloguería aragonesa. Más multitudinaria que la vez anterior, fue una visita agradable e interesante.

Evidentemente, todo está mucho más terminado que en la ocasión anterior (más les vale). Los edificios que hace un año solamente mostraban su esqueleto ya presentan la imagen exterior casi terminada, con la excepción quizás del pabellón puente, que evidencia cierto retraso. Realmente el pabellón puente era una apuesta arriesgada, pero era importante por su valor iconográfico, por que llegara a dar una imagen de Zaragoza tal como el Guggenheim la da de Bilbao. Y por lo que he visto, garantizo que va a ser realmente impresionante.

¿Llegarán a tiempo? Seguro. Pero porque la expo no es más que un decorado, un tenderete de cartón que sólo mostrará el lado bueno. Los retrasos, los errores, las zonas sin terminar, quedarán ocultas entre bambalinas. Y porque el público no tiene el guión de antemano. No sabe que al final de este pabellón iba a ir un espectáculo increíble, que por falta de tiempo no se ha llegado a montar. Jamás verá el efecto que nunca llegó a funcionar. Y se maravillará de lo que sí se muestre.

Y también llegará a tiempo porque sólo debe durar dos meses. Es increíble que tanto esfuerzo, tanto trabajo, se dedique a un acto efímero, que tras dos meses de apogeo se mustie y desaparezca. Tiene el encanto de las obras que caducan, como las esculturas de hielo, los cuadros de tiza sobre la acera o las figuras de arena.

Tras la fiesta de la Expo, como cuando recibimos invitados en casa y luego queda la resaca de la casa patas arriba, tendremos que recoger y limpiar, volver al uso práctico y cotidiano de los nuevos espacios y las nuevas calles, e intentar retomar el día a día de una ciudad cambiada ya para siempre por las obras.

Seguro que para mejor.

1 ideas:

Ondias dijo...

Muy realista la entrada, pero te noto pelín tristón. Yo creo que siempre hay algo más allá. Siempre queda algo bueno cuando todo acaba, sobre todo si eres participante.