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viernes, mayo 26, 2006

Los pesados de la venta por teléfono

Estás en lo mejor de la siesta. Suena el teléfono. No te enfadas. Dices, será algo importante, para llamar a esta hora. Eres tan ingenuo que incluso te preocupas: seguro que ha pasado algo.

Contestas.

Te dicen:
¿El señor xxxxxx por favor?
ó
Buenos días, le ha tocado un premio, señor xxxxx.
ó
Buenos días, ¿podría hablar con el titular de la línea?

Lo intuyes a la primera frase: es un pesado del telemárketing. Yo, por principios, le cuelgo en seguida. Aunque me interese lo que venda. Me niego a que este método de venta funcione.

El futuro de esto puede ser similar al del spam en el correo electrónico. El colmo es que a veces hacen las llamadas con un ordenador. Un día me llamaron a las tres de la mañana a casa y era una máquina. Seguramente se le habría desconfigurado el reloj y llamó a la hora que tenía programada.

Por eso, y como venganza, me encantó el texto siguiente que leí el otro día y ahora reproduzco aquí. Es genial:

Suena el teléfono...
- ¿Dígame?
- Buenos días, ¿podría hablar con el titular de la línea?
- Soy yo mismo
- ¿Me dice su nombre por favor?
- Juan Luis
- Señor Juan Luis, le llamo de Telefónica para ofrecerle la
promoción de instalar una línea adicional en su casa en donde usted tendrá derecho a...
- Disculpe la interrupción, pero, exactamente ¿quién es
usted?
- Mi nombre es Judith Maciel, de Telefónica y estamos llamando...
-Judith, discúlpeme, pero para nuestra seguridad me gustaría comprobar algunos datos antes de continuar la conversación, ¿le importa?
- ...No hay problema señor
- ¿Desde que teléfono me llama? En la pantallita del
mío sólo pone NUMERO PRIVADO"
- 1004
- ¿Para qué departamento de Telefónica trabaja?
- Telemarketing Activo
- ¿Usted tiene número de trabajadora de
Telefónica?
- Señor, me disculpe, pero creo que toda esa información no es
necesaria...
- Entonces tendré que colgar porque no tengo la seguridad de
hablar con una trabajadora de Telefónica
- Pero yo le puedo garantizar..
- Además, yo siempre estoy obligado a dar mis datos a
toda una legión de empleados siempre que llamo a Telefónica para algo.
- Está bien... mi número es 34591212
- Un momento mientras lo verifico, no se retire Judith.
(Dos minutos)
- Un momento por favor, no se retire Judith
(Cinco minutos)
- ¿Señor?
- Solo un poco más, por favor, nuestros sistemas están lentos
hoy.
- Pero... señor...
- Sí, Judith, gracias por la espera. ¿Cuál era el asunto de su llamada?
- Le llamo de Telefónica, estamos llamando para ofrecerle nuestra promoción "Línea Adicional", en la que usted tiene derecho a una línea adicional. ¿Usted estaría interesado, D. Juan Luis?
- Judith, voy a tener que pasarle con mi mujer, porque es ella quien decide sobre la alteración o adquisición de planes de Telefónica. Por favor, no se retire.
(coloco el auricular del teléfono delante de un altavoz de la cadena de música y pongo el CD de Caribe Mix 2004 con el Repeat activado. Sabía que algún día, esa droga de música
sería útil. Después de sonar el CD entero, mi mujer atiende el
teléfono):
- Disculpe por la espera, gracias... Me puede decir su teléfono
pues en la pantallita del mío sólo aparece "NUMERO PRIVADO".
- 1004
- ¿Con quién estoy hablando?
- Judith
- ¿Judith que más?
- Judith
Maciel (ya demostrando cierta irritación en la voz)
- ¿Cuál es su número de trabajadora de Telefónica?
- 34591212 (más irritada todavía)
- Gracias por la información ¿en qué puedo ayudarla?
- Le llamo de Telefónica, estamos llamando para ofrecerle nuestra promoción "Línea Adicional", en la que usted
tiene derecho a una línea adicional. ¿La señora estaría interesada?
- Voy a abrir una incidencia y dentro de algunos días nos pondremos en contacto con usted para informarle de nuestra
decisión, ¿puede anotar el número de incidencia, por favor?...¿hola?, ¿hola?
- TUTUTUTUTU...

Cuarentañeros

Hola de nuevo,

Como prometía en mi anterior artículo, voy a hablar de la edad y es que este año estoy muy sensible. He cumplido cuarenta años y se supone que tengo que entrar en una crisis.

Lo bueno es que con esa excusa puedes hacer cosas y que la gente lo admita con un: es la crisis de los cuarenta.

Por ejemplo, te puedes comprar una moto. Lo malo es que no me gustan nada las motos. Estando inventado el coche, que es tan cómodo, no te mojas, llevas aire acondicionado o calefacción, puedes escuchar música o la radio... No sé, no me parece nada práctica.

También puedes liarte la manta a la cabeza y dedicarte a hacer puenting o historias de ese tipo. Pero la verdad es que eso de que te aten los pies con una cuerda y te lancen de un puente, confiando en que el cálculo de la cuerda esté bien y no te empotres en el suelo, parece más una tortura que una afición. Del estilo de: si no nos cuentas lo que queremos saber, alargamos la cuerda. En fin, que no.

Así que no sé cómo rentabilizar mi situación. Si tienes alguna idea, la adjuntas en un comentario. Será bien recibida.

Y es que esto necesita una compensación. ¿Os habéis fijado en la crueldad del lenguaje? Están los veinteañeros, los treintañeros; y de repente se pasa a cuarentón, cincuentón, sesentón. Hay un tono insultante en hacerte pasar de añero a entón. Por eso, y dado lo bien que nos conservamos los de nuestra edad actualmente, he decidido que la palabra adecuada es cuarentañero. Y la voy a usar de ahora en adelante y os animo a que hagáis lo propio (por interés propio o solidario).

Un saludo.

jueves, mayo 25, 2006

El deporte y yo

Por el final del comentario anterior alguien podría pensar que tengo algo contra el deporte. Eso sería inexacto: tengo todo contra el deporte. Desde mi más tierna infancia me reventaba eso de hacer ejercicio, sobre todo cuando era obligatorio.

Recuerdo en primero de EGB (seis años), que mis compañeros jugaban en el recreo a una especie de fútbol que consistía en correr todos detrás de una pelota dando vueltas. Todos perseguían al que la llevaba para quitársela. Yo, en vez de correr detrás, esperaba a que diera la vuelta y pasara por delante de mí, y entonces se la quitaba. Me parecía tonto eso de correr detrás para conseguir lo mismo o menos. Además de cansado.

Y también recuerdo el jubiloso momento en que rellené el impreso de matrícula en COU (17 años) y taché con saña la casilla en la que se me preguntaba si quería la asignatura optativa de gimnasia: elegí el ni de coña, evidentemente. Casi hice un agujero.

Y es que no he visto más bajas laborales en mi empresa que las que han causado los partidos de fútbol, que no sé para qué necesitan inventar deportes de riesgo, si con el fútbol de empresa vale.

¿Y del esquí que me decís? Si a casi todos los que lo practican se les ha roto algo alguna vez... Y es que en este deporte no hay forma de protegerse, ni siquiera se les puede poner un airbag, como inventaron para las motos, ya que irían rodando montaña abajo y sería peor.

¿Y lo de los gimnasios? Pagar un pastón para dedicarse a subir y bajar un peso en una máquina... Que se apunten a trabajar en una cadena de montaje, y conseguirían lo mismo y cobrando en vez de pagar, que ya son ganas.

Además todo esto, en estos tiempos de ahorro energético, es un despilfarro de energía increíble. Acaricio la idea de montar un gimnasio-planta energética y emplear toda esa energía mecánica en generar electricidad. En vez de levantar un peso o girar una rueda, accionar un alternador. Seguro que daría para alimentar el alumbrado de la ciudad.
Podría tener la máquina un contador que indicara los Kilowatios-hora de energía generados, lo que sería un incentivo para el ejercicio. Hasta te podría pagar la compañía eléctrica por ello, como con los aerogeneradores. Dirías: esta semana ando algo corto de pasta, me voy a hacer unos kilómetros con la bicicleta estática...

Nunca he podido ser aficionado al futbol, se me hace totalmente imposible tomarlos en serio. Un puñado de tíos corriendo en pantalón corto tras una pelota para intentar meterla entre tres palos. No, si de profundidad y complejidad tiene la leche...; no es extraño que les paguen esa millonada. De hecho, para el sueldo que tienen yo esperaría algo más. Cuando veo un espectáculo de circo, un mago, un especialista de cine, estos artistas hacen cosas que son asombrosas y que una persona normal no puede hacer. En cambio, lo de los futbolistas tampoco es del otro jueves. Sí, de vez en cuando chutan a puerta con maña, o esquivan con pericia, pero nada que justifique el sueldo.

En fin, otro día seguiré, que aún tengo más comentarios sobre el tema.

Creo que el siguiente será sobre la edad, ya que, a pesar de que me cuido y no hago ejercicio, los años pasan... y pesan.

No creais, todavía soy joven... un cuarentañero recién estrenado.

Una de inventos

Tras un tiempo de ausencia (todavía no me he leído los manuales, que conste), me decido a empezar a escribir en serio en este blog (al menos por hoy, al menos en broma). Espero que no sea del tipo de decisiones del estilo de decir que se empieza un régimen o se deja de fumar, que se abandonan a los pocos días.

Hoy he visto un documental sobre inventos españoles famosos, y parece que a nuestros conciudadanos se les dan bien los inventos que consisten en ponerle palo a algo. Véanse, por ejemplo, el chupa-chups o la fregona.
Por seguir la tradición, yo propongo hoy un invento basado en lo mismo, en ponerle palo a algo. La idea consiste en una magdalena con palo. Imaginemos un hermosa magdalena redonda, ensartada en un palo tipo brocheta, y podremos imaginarnos mojándola cómodamente en el vaso de leche y comiéndola sin ponernos perdidos, como ocurre con la magdalena clásica.

Si hay algún empresario del gremio de la repostería no lo dude, es éxito seguro. Le regalo los derechos del invento (siempre que diga que lo leyó aquí y me envíe un paquete en cuanto lo lance).

Sin más me despido. Sigan blogueando, es más sano que hacer deporte, que te lesionas.