Una de políticos
En ocasiones como ésta lamento mucho no saber dibujar, porque tengo pensada una viñeta de humor sobre lo que está pasando en política. En ella pondría a Zapatero y Rajoy, vestidos con bata a rayas de guardería, pequeñitos pero con la cabeza muy grande, pegándose, y con la maestra intentando separarlos, y Zapatero diciendo: "Ha empezado Marianito...".
Y es que la política se ha convertido en un ring de boxeo, en el que los golpes van y vienen de ambos bandos, con declaraciones dignas de primero de Infantil. Y eso que al principio Zapatero se resistía a contestar los golpes. Pero al final se cansó de poner la otra mejilla y empezó a devolverlos. Yo creo que hasta Jesucristo hubiera hecho lo mismo de estar en su lugar, porque bien, a él lo crucificaron y todo eso, pero nada comparable al martilleo continuo del partido popular.
Lo cierto es que hay que ser de una pasta especial para ser político. Vas a trabajar sabiendo que otros compañeros de trabajo van a observar todo lo que haces para poder criticarlo (independientemente de que esté bien o mal hecho). Y a la vez tienes que estar ojo avizor a los errores de los compañeros, bien para taparlos, bien para poder meterte con ellos.
A pesar de eso, la de político es una de las profesiones más demandadas. Les demandan por tráfico de influencias, cobro de comisiones, uso de información privilegiada, recalificaciones lucrativas, etc. Se pasan el día en el juzgado.
Pero la profesión de político al final pasa factura y afecta a la salud mental. Véanse si no bajo dicha luz las sorprendentes declaraciones de Aznar de los últimos años, sólo explicables por algún tipo de transtorno derivado del ejercicio del poder. Porque para ser presidente del gobierno tuvo que tener en algún momento más neuronas que esas. ¿O tal vez no? Tiemblo al pensar que durante varios años tuvo en sus manos las riendas del gobierno.
Aunque pienso que por suerte no todo está en manos de los políticos. En los Ministerios hay funcionarios de carrera con la experiencia suficiente como para hacer que todo siga funcionando, a pesar de quién esté en el Gobierno. Normalmente lo que peor funciona es lo que más puntos da en política, por lo que tienden a ocuparse ellos mismos sin hacer caso a los profesionales: la educación, la salud, la vivienda, etc.
Y es que tal como está la política actualmente, sólo puede atraer a personas que deseen el poder (muy peligroso), quieran enriquecerse con el cargo (no habrá fin a la corrupción), o les guste discutir permanentemente (así esto no va a cambiar).
Yo tengo la teoría de que sólo deberían ser políticos aquellos que realmente no quieran serlo. Porque si quieren, ya cumplirían inexorablemente uno de los apartados anteriores. Y si se ve que les empieza a gustar, nada, fuera, a buscar a otro. Sería la única forma de solucionar las cosas.
¿Vosotros qué pensáis?
PD. La viñeta es, por supuesto, del genial Forges.