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miércoles, mayo 07, 2008

Aquellos anuncios (II)


Continuando con el recuerdo de viejos grandes anuncios, me venía a la cabeza aquel fantástico anuncio de gaseosa La Casera en los años 80: "Si no hay Casera, nos vamos". La gente luego pedía Casera en aviones, trenes, etc para hacer el chiste haciendo como que se marchaban del avión por no haber Casera. Pensaba en un nuevo enfoque, por si los de La Casera quieren recuperar el anuncio:

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. En medio de la celebración se produjo un alboroto y vió Jesús que la gente se marchaba indignada. Jesús preguntó a su madre qué sucedía y ella le dijo: «No tienen Casera.» Jesús le respondió: «Es imperdonable, pero, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. «Saquenlas ahora, agregó Jesús, y llevenlas al encargado del banquete.» Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en Casera y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirven primero los mejores refrescos y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado la Casera hasta este momento.»
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él, y en homenaje a este primer milagro de Jesús continuaron consumiendo la Casera en todos sus actos. De hecho, el vino de la última cena fue realmente un tinto de verano.