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lunes, febrero 19, 2007

T4 30-D


He querido dejar pasar un tiempo desde que sucedió, para no hacerlo en caliente, aunque deseaba desde el principio escribir una entrada sobre este tema. El 30 de Diciembre pasado, con el estallido de la bomba en la T4 del aeropuerto de Barajas y la muerte de dos personas, se esfumaban todas las esperanzas sobre el proceso de paz en el País Vasco.

Siempre que sucede algo así, queremos encontrar un porqué. Algo que dé sentido a un acto de este tipo, que dos personas no han muerto sin un motivo, sin una explicación. Pero esto es muy difícil porque ya no lo tiene. Porque son los últimos coletazos de resistencia de un anacronismo, del último grupo terrorista europeo. Y como siempre, tenemos el dudoso honor de que sea en España.

Es un anacronismo, porque nadie, en un conjunto de naciones avanzadas como representa Europa, es capaz de defender que el terror por el terror, la violencia indiscriminada, es la vía para defender unas creencias por encima del juego político.

Es un anacronismo, porque ETA todavía defiende la creación de un estado comunista independiente, cuando se ha demostrado que, en la práctica, el comunismo siempre ha acabado derivando en un estado totalitario e inmovilista, que ya nadie quiere.

Además, los nacionalismos son una rémora del pasado. Cuando lo que tendríamos que hacer es unirnos y formar un país más grande, Europa, nos perdemos en reivindicar reales o inexistentes divisiones históricas, que nos impiden integrarnos en Europa como una de las principales naciones, luchando juntos todos los españoles para ocupar el lugar que nos pertenece. El dividirnos no nos hace grandes, nos hace pequeños y desvalidos.

Pero ahora, estudiemos lo que pasó. ETA puso una bomba en un aeropuerto, que afecta indiscriminadamente a gentes de todos los estatus sociales, de cualquier nacionalidad, que incluso podría matar a ciudadanos vascos, que de seguro circularían por el aeropuerto en ese momento. A niños, a personal que lo único que hace es ganarse la vida trabajando en el aeropuerto. Por tanto, no iba dirigido a nadie en particular.

Pero luego llaman por teléfono para avisar que desalojen el aeropuerto. Luego, ¿no quieren matar realmente a nadie? Entonces lo único que buscan es causar terror. Pero para ello, pobres ilusos etarras, ya habéis llegado tarde. Tras el 11-M, el corazón se nos ha curtido con hijos de puta de más calibre que vosotros. Si no hubiera sido por los dos muertos, lo único que habríais hecho es dar más trabajo al sector de la construcción, tan importante para el desarrollo del país.

El terrorismo islamista no avisa, provoca matanzas sin pestañear. Vosotros, aunque fuérais igual de insensibles, no podríais hacerlo. Porque quienes os apoyan no tienen el cuajo de los que apoyan a los islamistas. No consentirían que en su nombre provocárais una matanza de tal calibre.

Y cuando son descubiertos, los terroristas islámicos son capaces de autoinmolarse, llevándose a quien sea por delante. Los etarras entregan sus armas. Como mucho, protestan con una huega de hambre, sabiendo que al final, les alimentarán con una sonda y no les dejarán morir. Claro que los islamistas tienen la ventaja de que, tras su sacrificio, les esperan once mil vírgenes y a vosotros no os espera nadie.

Nadie se sentará con vosotros a hablar de política porque no sois políticos, no tenéis la preparación necesaria, ni habéis sido elegidos como tales por vuestros conciudadanos vascos.

Nadie se rendirá al terror, porque vuestros atentados son una mariconada comparados con los del terrorismo islámico. Y además, los asesinatos son cada vez peor aceptados por aquellos que os apoyan.

Lo único que os queda es dejar la lucha armada con cierta dignidad (difícil de recuperar tras tener las manos manchadas de sangre). Pero por lo menos, os quedará el orgullo de haber acabado con un sinsentido y no ser artífices o cómplices de más muertes inútiles.

Lo más grave de todo, es lo que estáis haciendo con un sector de la juventud vasca, que ha crecido con la creencia de que el odio y la violencia están justificados, porque pertenecen a un selecto grupo en posesión de la razón que tiene el derecho de imponer su criterio por el miedo.

Con los mismos mecanismos que desde tiempo inmemorial han propiciado la aparición de bandas, sectas y ejércitos de fanáticos, habéis sembrado la mente de estos jóvenes para que odien al estado español, que según les enseñais, tortura a los ciudadanos vascos que luchan por su libertad.

La receta es sencilla, a esas edades necesitan pertenecer a un grupo, que puede vencer fácilmente la voluntad del individuo. Aíslalos, cuéntales mentiras repetidamente, y luego hazlos creerse importantes por pertenecer al grupo de los elegidos para la lucha. Y ya tienes la kale borroka. Es la irresponsabilidad del que luego no va a tener que resolver el problema. Porque luego, si tuviérais vuestro país, ¿cómo los convertiríais a ciudadanos normales y respetuosos con los demás?

Pero ya vale, ya he sido demasiado serio en esta entrada.

Para terminar, puede que la clave esté en lo que dicen los responsables del programa "Vaya semanita" de ETB2, que dicen que en el País Vasco no hay quien ligue. Entonces la testosterona de estos jóvenes, en lugar de aplicarse en las labores propias de su edad, se aplica en la quema de cajeros automáticos. La resolución futura del conflicto vasco está pues, jóvenes vascas, en vuestras manos (o en otra parte, aunque ese no deje de ser un buen principio).