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jueves, mayo 25, 2006

El deporte y yo

Por el final del comentario anterior alguien podría pensar que tengo algo contra el deporte. Eso sería inexacto: tengo todo contra el deporte. Desde mi más tierna infancia me reventaba eso de hacer ejercicio, sobre todo cuando era obligatorio.

Recuerdo en primero de EGB (seis años), que mis compañeros jugaban en el recreo a una especie de fútbol que consistía en correr todos detrás de una pelota dando vueltas. Todos perseguían al que la llevaba para quitársela. Yo, en vez de correr detrás, esperaba a que diera la vuelta y pasara por delante de mí, y entonces se la quitaba. Me parecía tonto eso de correr detrás para conseguir lo mismo o menos. Además de cansado.

Y también recuerdo el jubiloso momento en que rellené el impreso de matrícula en COU (17 años) y taché con saña la casilla en la que se me preguntaba si quería la asignatura optativa de gimnasia: elegí el ni de coña, evidentemente. Casi hice un agujero.

Y es que no he visto más bajas laborales en mi empresa que las que han causado los partidos de fútbol, que no sé para qué necesitan inventar deportes de riesgo, si con el fútbol de empresa vale.

¿Y del esquí que me decís? Si a casi todos los que lo practican se les ha roto algo alguna vez... Y es que en este deporte no hay forma de protegerse, ni siquiera se les puede poner un airbag, como inventaron para las motos, ya que irían rodando montaña abajo y sería peor.

¿Y lo de los gimnasios? Pagar un pastón para dedicarse a subir y bajar un peso en una máquina... Que se apunten a trabajar en una cadena de montaje, y conseguirían lo mismo y cobrando en vez de pagar, que ya son ganas.

Además todo esto, en estos tiempos de ahorro energético, es un despilfarro de energía increíble. Acaricio la idea de montar un gimnasio-planta energética y emplear toda esa energía mecánica en generar electricidad. En vez de levantar un peso o girar una rueda, accionar un alternador. Seguro que daría para alimentar el alumbrado de la ciudad.
Podría tener la máquina un contador que indicara los Kilowatios-hora de energía generados, lo que sería un incentivo para el ejercicio. Hasta te podría pagar la compañía eléctrica por ello, como con los aerogeneradores. Dirías: esta semana ando algo corto de pasta, me voy a hacer unos kilómetros con la bicicleta estática...

Nunca he podido ser aficionado al futbol, se me hace totalmente imposible tomarlos en serio. Un puñado de tíos corriendo en pantalón corto tras una pelota para intentar meterla entre tres palos. No, si de profundidad y complejidad tiene la leche...; no es extraño que les paguen esa millonada. De hecho, para el sueldo que tienen yo esperaría algo más. Cuando veo un espectáculo de circo, un mago, un especialista de cine, estos artistas hacen cosas que son asombrosas y que una persona normal no puede hacer. En cambio, lo de los futbolistas tampoco es del otro jueves. Sí, de vez en cuando chutan a puerta con maña, o esquivan con pericia, pero nada que justifique el sueldo.

En fin, otro día seguiré, que aún tengo más comentarios sobre el tema.

Creo que el siguiente será sobre la edad, ya que, a pesar de que me cuido y no hago ejercicio, los años pasan... y pesan.

No creais, todavía soy joven... un cuarentañero recién estrenado.