Por favor, leed hasta el final...
La verdad es que tenemos suerte. Europa es el mejor lugar del mundo para vivir. En Estados Unidos hay demasiada violencia, en Iberoamérica demasiadas desigualdades sociales y en el resto pobreza o guerras. Claro que dentro de Europa, España es sin lugar a dudas el mejor país. Aquí no sólo se trabaja, también se disfruta de la vida, se vive en la calle gran parte del tiempo, se relaciona uno con los demás. Claro que mi comunidad autónoma es indudablemente el mejor lugar de España para vivir. No hay grandes problemas políticos, ni excesivo paro. Pero de la comunidad, la mejor provincia es la mía, que es donde está el movimiento, los negocios, la diversión. Y dentro de la provincia, mi ciudad es lo único que vale la pena. Es una ciudad de tamaño medio, sin grandes atascos de tráfico, pero con el tamaño suficiente para que haya servicios y diversiones. Y dentro de mi ciudad, mi barrio es indudablemente el mejor para vivir. Que sales a la calle y ves movimiento, comercios, vida, no como en otros barrios. Y de mi barrio mi calle es la más importante, el centro del barrio. Y mi casa la mejor situada, con un montón de autobuses en la misma puerta, y tiendas de todo tipo alrededor. Claro que yo tengo la suerte de vivir en un séptimo piso, que es el mejor. Los de las primeras plantas de mi casa tienen que estar hartos de los ruidos. Y en mi piso mi habitación es la mejor situada, que le da el sol por la mañana y está fresquita por la tarde, y tiene un gran ventanal desde el que se ve un paisaje de tejados y chimeneas hasta allá lejos, donde se ven girar los molinos de viento, no como las otras, que dan al patio...
Y ahora, que levanten la mano los que no han dicho, pensado, hablado en términos parecidos alguna vez. ¿Hasta qué momento has estado de acuerdo con lo que leías?
Aunque nuestro país sea del monton, nuestra región de las siempre olvidadas por todos, nuestra ciudad un caos de obras o contaminación y nuestra casa la mejor que podíamos pagar, teniendo para alimentarnos al mismo tiempo, tenemos que engañarnos a nosotros mismos y ver los problemas de los otros para poder sentirnos bien.
Somos extraños. Solamente vivimos en diferencial, por comparación con los demás. Sólo nos notamos felices si vemos que a otros les va peor. Si tienes un sueldo fantástico, pero tu compañero, que hace el mismo trabajo que tú gana más, te sientes desgraciado: no valoran tu trabajo en lo que vale. En cambio si tu sueldo es una mierda, pero tu compañero gana mucho menos dinero que tú, te sientes bien, al menos no eres como ese pobre desgraciado que trabaja contigo.
Si tienes una mujer preciosa, pero el vecino se casa con una supermodelo te sentirás mal. En cambio, si tu mujer es del montón pero es la más guapa del barrio y todos la miran, serás el dueño del mundo. Sólo vivimos de cara a la galería, mirando qué pensarán de nosotros, en lugar de mirarnos a nosotros mismos y decir: vaya, si estoy realmente bien, qué más da lo que piensen los demás.
Y esta misma necesidad nos lleva a despreciar a los otros. A formar un subconjunto que nos incluya que podamos decir que es el mejor, sea nuestro país, nuestra raza o nuestro trabajo. Sólo así nos sentimos bien con nosotros mismos. Y esto es el germen, no solo del racismo, sino también de los nacionalismos. Sólo dividiéndonos, clasificándonos, creando castas, podemos despreciar a los otros y sentirnos los mejores, los elegidos, los únicos. Por eso es con los del pueblo vecino con los que peor nos llevamos; a los del país más próximo, a los que más defectos les vemos.
Tenemos que intentar ir contra nuestra naturaleza y sentirnos bien con lo que tenemos, porque sea bueno, no porque sea mejor que lo de otro.
Bueno, a fin de cuentas, yo puedo estar contento, que mi blog, será lo que quieras, pero es cien veces mejor que el de un amigo mío, que también escribe uno.
Pd. La viñeta, evidentemente, es del genial Forges.